Errores comunes en el entrenamiento y cómo evitarlos

Entrenar es mucho más que moverse. Es un proceso que involucra conciencia corporal, planificación, constancia y, sobre todo, criterio. Sin embargo, es común ver cómo muchas personas —incluso con la mejor intención— cometen errores que no solo frenan su progreso, sino que pueden llevar a lesiones, desmotivación o frustración.
En El DOJO, promovemos una filosofía de entrenamiento basada en el conocimiento del cuerpo, el respeto por el proceso y el desarrollo integral. No creemos en atajos ni en fórmulas universales. Creemos en el aprendizaje a través del movimiento consciente, y eso incluye entender qué evitar para construir una práctica realmente efectiva.
Exploramos los errores más frecuentes que se cometen en el entrenamiento físico, por qué ocurren y cómo corregirlos. Porque entrenar bien no es solo hacer más: es hacer mejor.
1. Entrenar sin objetivos claros
El problema: Muchos comienzan a entrenar sin saber exactamente qué buscan. ¿Quieren fuerza? ¿Mejorar la movilidad? ¿Bajar de peso? ¿Rehabilitar una lesión? La falta de objetivos concretos conduce a entrenamientos aleatorios, sin dirección ni métricas de progreso.
La solución: Define un objetivo específico, medible y realista. Por ejemplo: "Quiero mejorar mi resistencia cardiovascular para correr 5K sin pausas", o "Quiero hacer 5 dominadas estrictas en tres meses". Este objetivo será tu guía para diseñar o ajustar tu plan de trabajo.
Consejo DOJO: Revisa y ajusta tus objetivos cada cierto tiempo. Lo que hoy es un desafío, mañana puede ser tu punto de partida.
2. Copiar rutinas sin criterio
El problema: Es común ver a personas replicar rutinas de internet, influencers o amigos sin considerar si esa estructura es adecuada para su nivel, necesidades o historial físico. Esto puede llevar a sobreentrenamiento, frustración por no poder seguir el ritmo o incluso lesiones.
La solución: Asegúrate de que tu plan de entrenamiento esté diseñado en función de tu estado actual, tus objetivos y tu disponibilidad. La personalización es clave para la efectividad y la adherencia a largo plazo.
Consejo DOJO: Entrenar bien no es seguir al que más pesa o más repite. Es encontrar lo que realmente te hace avanzar a ti.
3. Saltarse el calentamiento (o hacerlo mal)
El problema: Muchos consideran el calentamiento una pérdida de tiempo. Otros lo hacen de forma superficial o genérica, sin adaptarlo a la sesión. Esto reduce el rendimiento y aumenta el riesgo de lesión.
La solución: El calentamiento debe preparar al cuerpo y al sistema nervioso para el tipo de esfuerzo que vendrá. Debe incluir movilidad articular, activación muscular y patrones de movimiento específicos.
Consejo DOJO: El calentamiento es parte del entrenamiento, no un trámite previo. Hacerlo bien marca la diferencia entre una buena sesión y una sesión peligrosa.
4. Descuidar la técnica por querer avanzar rápido
El problema: La prisa por “progresar” lleva a muchos a aumentar carga, velocidad o volumen sin dominar el patrón de movimiento. Esto compromete la biomecánica, genera compensaciones y puede resultar en lesiones.
La solución: Priorizar la técnica, siempre. Un movimiento bien ejecutado en baja intensidad vale más que un levantamiento pesado mal hecho. La técnica es lo que permite progresar de manera segura y sostenible.
Consejo DOJO: No existe progreso real sin control. Y el control empieza por el dominio técnico.
5. Hacer demasiado, demasiado pronto
El problema: El entusiasmo inicial suele llevar a entrenar todos los días, por mucho tiempo o con demasiada intensidad. Sin descanso adecuado, el cuerpo no se recupera ni se adapta, lo que puede derivar en fatiga crónica, lesiones o pérdida de motivación.
La solución: Planifica semanas con una adecuada relación entre estímulo y recuperación. La sobrecarga progresiva debe ser gradual, y el descanso es parte fundamental del proceso.
Consejo DOJO: La constancia vence a la intensidad mal dirigida. Entrenar bien es saber cuándo empujar y cuándo parar.
6. Ignorar la movilidad y el trabajo accesorio
El problema: Enfocarse solo en “los grandes ejercicios” o en lo visible (pesas, cardio) lleva a descuidar componentes como la movilidad articular, la estabilidad o el fortalecimiento de músculos estabilizadores. Esto afecta el rendimiento global y puede crear desequilibrios.
La solución: Incluir sesiones o segmentos de movilidad, trabajo de core, ejercicios de control motor y activación específica. Estos componentes no son secundarios: son la base de un cuerpo funcional.
Consejo DOJO: Moverse bien antes que mover mucho. La calidad precede a la cantidad.
7. No ajustar el plan según el feedback del cuerpo
El problema: La rigidez excesiva en un plan puede ignorar señales importantes del cuerpo: dolor persistente, fatiga, estancamiento. Muchos entrenan “sí o sí”, sin escuchar estos mensajes.
La solución: Aprender a leer las señales del cuerpo y ajustar el volumen, la intensidad o la selección de ejercicios en función de cómo te sientes. Esto no es flojera: es inteligencia fisiológica.
Consejo DOJO: Tu cuerpo es el mejor monitor. Si sabes escucharlo, sabrás entrenar de verdad.
8. Subestimar el rol de la alimentación y el descanso
El problema: Pensar que el entrenamiento por sí solo es suficiente es un error. Sin una alimentación adecuada y sin sueño reparador, no hay progreso real.
La solución: Asegúrate de consumir suficiente energía y nutrientes para sostener el esfuerzo, y duerme al menos 7–8 horas. La regeneración es tan importante como el estímulo.
Consejo DOJO: La ecuación completa incluye entrenar, nutrir y descansar. Todo suma. Todo importa.
Entrenar bien no es solo entrenar duro. Es entrenar con intención, criterio y conciencia. Evitar los errores más comunes no significa que nunca te equivoques, sino que estás atento, aprendes de la experiencia y mejoras tu práctica con cada sesión.
En El DOJO, entendemos que el verdadero progreso nace del enfoque, de la técnica y del respeto por los procesos. Nuestros entrenamientos no están diseñados para que “sientas que hiciste mucho”, sino para que avances con inteligencia, seguridad y propósito.
Si sientes que alguno de estos errores te resuena, no te preocupes: todos comenzamos desde algún lugar. Lo importante es reconocer, ajustar y seguir creciendo. Porque al final, el entrenamiento es un camino de evolución, no de perfección.